Arrugas en la frente del niño envejecido
son esos montes donde el cielo se diluye,
la neblina el recuerdo adormecido
de la España que pudo ser y no ha sido.
Presente de un ayer languidecido
las ondas del arroyo que suavemente fluye
y da verdor a un campo entristecido
donde la Libertad florece y se destruye.
Viento que suave te mece en el olvido
por el camino que va a ninguna parte.
Las hojas otoñales de amor descolorido
cubren de lejanía la ilusión de amarte.
El tiempo que me queda ya está vivido
y todo lo que he tenido ha sido esperarte.